sábado, 25 de junio de 2016

Lee min ho...más allá de una cara bonita

La desolación de la pobreza plasmada en la mirada subyugada por hambre y sed. El ruido sordo de las voces alarmadas por la muerte y vida. El terreno erial cuya residencia de los poderosos se traslucía en la demencia de los clementes, odiando por no tener los privilegios de la parafernalia de los altos mandos. ¿Quien era en realidad los malos? ¿el que despoja o el despojado? porque la desesperación es un aliciente atractivo para la violencia. El muchacho de ropa andrajosa lo sabía muy bien, el ser un "don nadie" era el virus letal para la transformación de un ser cruento. El paso al vacío solo necesitaba un pequeño empujón para dejarse caer. El sería el asesino que dirigirá la montea para dejar un rastro de sangre, de fin. La sonrisa de los sueños lejanos podrían trastocarse en la cacofonía de lamentos y culpabilidad que lo perseguirán de por vida, pero ni por ello se dejaría amedrentar. Estaba decidido abandonar las paredes agrietadas, el aire viciado por un traje prestado y las manos blindar como armas para matar. 









Esta película podría pasar desapercibido y sumado en la larga lista de películas sin cometido o algún fin pero no es el caso de esta, (afortunadamente) ni siquiera el tener en su reparto un nombre tan tópico en el mundo hallyu opaco la proeza en la producción cinematográfica de la cinta. Fuera de lo que provoca el artista principal en las hormonas de sus seguidoras, en esta cinta esto quedo en segundo plano y es olvidado momentáneamente por el papel que encarna. Gangnam Blues es una película reciente puesto que lleva más de un año de su estreno que fue el 21 de enero de 2015 bajo la dirección de Yoo ha. Este director tiene una carrera cinematográfica un tanto corta pero eso no le impide ser un artista mediático y reconocido así como premiado, le pondré más atención a su filmografía. Con un gusto dulce en mis labios puedo decir que el cine coreano está ofreciendo en los últimos años trabajos interesantes (fuera MUY fuera de la ola pop) que vale la pena revisar. 





La película se ubica en los años 70 en el distrito de Gagnam, cuyo contexto esta viciado por un aire de corrupción y malicia. Otro elemento que me gustó mucho de la película fue la importancia de los bienes raíces que juegan el papel urdido en la trama de la misma. El apoderamiento de las tierras que en ese momento eran codiciadas por muchos en el poder fue un detonante para el caos que se avecinaba como tormenta en un desierto. La película no te da rodeos, ni te viste la realidad con una prenda hecha jirones que quiere pasar como un traje del mismo Valentino. Punto a su favor, el toque realista no sabe insípido y está muy bien dirigido. Las escenas donde debe haber acción las hay, donde debe haber lágrimas están impolutas de cursilería innecesaria, otro punto que se lleva mi atención. 







Lee min ho le da vida a Jong Dae, ese muchacho de mirada taciturna y sonrisa amplia que tiende a mantener un fuerte lazo con su casi hermano Yong Ki, cuyo destino de ambos se ve totalmente derrumbado literal en escombros de lo que fue su hogar. Esto conlleva a que el par de amigos tomen la decisión de involucrarse en los enfrentamientos bélicos de los políticos en turno. No podía morir de hambre aunque fuera lo correcto. La necesidad y el sentimiento de autoconservación del ser humano es más fuerte que la decencia o la moral, impuesta por la misma sociedad que escupió al engendro de sus propias entrañas.







Lee Min Ho se olvida de sus papeles de ese chico que es el dogma de la perfección y de lo inalcanzable cuya tensión de los dramas juveniles se desenvuelve cuando al fin el apuesto muchacho que es un arquitecto, un heredero o el próximo líder de la familia más poderosa de Corea, besa a la desamparada protagonista rodeada la mayoría de las veces en un halo de humildad y hasta inferioridad. Dejar la suntuosidad de vidas paralelas en sus actuaciones para encararlo a la nimiedad, a los sorbos de la agua pútrida de una vida desahuciada. Adiós trajes de diseñador, sonrisas llenas de prepotencia o cierta sensualidad,  que provocan que las féminas cayeran a sus pies. Jong Dae es alguien que se acabó su cigarro en caladas y mantuvo el aire en sus pulmones  para que se convirtieran en negros para crear su propia karma. El se involucró en el mundo sórdido de los gangsters, tomó sus decisiones, acarreo grandes consecuencias, sus manos fueron enlodadas así como su espíritu. Es un personaje que le tomas simpatía pero detrás de todo sabes perfectamente que fue moldeando un camino que posiblemente lo llevaría a la perdición.








Fans de la oleada hallyu, de Lee Min Ho, del cine, de los olvidados, de los aburridos, de gamers, amantes de anime, de amantes, de amigos....., extiendo mi invitación para que chequen esta película cuyo final se puede dilucidar a la mitad de esta, pero no por ello se convierte en algo predecible. Para nada, el fin de "gangnam blues" esta más allá de proponer la culminación como un rompecabezas, sino el proceso de todo lo que fue. 




"La vida de un hombre es como un cigarro, una vez que lo enciendes se consume en unas cuantas caladas. Tienes que aspirar profundamente el humo, dejar que inunde tus pulmones y tragartelo. Y al cabo de un tiempo, cuando tus pulmones se hayan vuelto negro, habrás creado tu karma"
-Anónimo-. 








 










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