lunes, 12 de septiembre de 2016

¿el cáncer inoperable de lo intangible?

La industria de todo tipo de arte y cultura siempre será un blanco de diversas opiniones, amores y hasta odios. El origen llanamente descansa en la subjetividad. ¿Como calificar  cuantitativamente al arte? sin embargo la respuesta de tan volátil respuesta se encuentra  en la experiencia de los emisores de dichas críticas. El prestigio que van ganando los cinéfilos y posteriormente los críticos (en este caso los aclamados expertos) respalda proporcionalmente lo que opinan al respecto. 

Resultado de imagen para arte pop

En el mundo del espectaculo y de cierta frivolidad todos nos convertimos súbitamente en expertos, profiriendo a diestra y siniestra lo que nos gusto y aborreció del producto final. Desafortunadamente estamos acostumbrados a tener nuestros sentidos adormecidos por el atroz ataque de mercadotecnia y publicidad al que estamos expuestos desde que abrimos los ojos. Despiertas día a día para someterte a una rutina y en el recorrido de esta, tu cerebro procesa un sinfín de anuncios que contienen engañosos alicientes. "Consume y encontraras la felicidad" "hasta el momento que adquieras este modelo de ultimo año una parte de tu vida se complementara" todo estos mensajes son los aclamados "subliminales" tan sutiles pero contundentes para que la distracción no sea un mayor obstaculo para el receptor. No obstante en nuestra época enamorada del consumo y lo efímero no es de sorprenderse que no rechistamos en contra de tal cinismo. Estamos acostumbrados a que nos atiborren de basura hasta que nuestro cuerpo pierda la elasticidad y sea laxo. Se supone que en contra de ese cruento capitalismo, hay una pequeña pero constante luz: la cultura y el arte que enaltece el espíritu de la humanidad, pero el ataque del mercado para  envolverlo hasta volver violáceo su noble propósito es innegable: la industria del cine, de la música, de la danza, etc. es lo que explícitamente es, una industria que cada vez obvia lo que fue y se interesa por la ley de oferta y demanda.
Resultado de imagen para arte pop

No todo esta perdido, las heridas profundas con borbotones de sangre aun pueden acudir a la panacea del vestigio y fantasma de los que luchan por salvar lo que el alimento de nuestro etéreo ser necesita. Nuestros ojos se perlan de agua cristalina si escuchamos a Prokofiev, Bach o el indolente Chopyn. Tratamos de descifrar el grito de Edvard Munch cuyo surrealismo nos dejan perplejos por tal belleza dantesca. Un sin fin de ejemplos podemos citar agradeciendo las manos, las piernas, el cerebro, la ingenuidad quizas del febril deseo de alejarse de maquinas y humos que engatusan y dañan a grandes cantidades. 

¿Estamos viviendo la década de lo desechable? será quizás el destino de los que quedamos, fusionarnos con el viento sin tener precedentes de logros que tuvieron el tinte temporal y reciclado. Nos orillamos a la destrucción de lo memorable. No queremos tener historicidad, vivir el momento y seguir renuentes de ver la importancia de lo trascendental. Somos entes prescindibles en la historia de logros y triunfos, de males y enfermedades, de idilios y pasividad. Como en el cine, todos nos convertimos en personajes extraños y poco definidos actuando bajo un guión confuso. El escritor tiene el lapicero en ristre y no importa si el final sea gris. Todo debe tener una ultima página. ¿aun podemos salvar los últimos párrafos de nuestra propia actuación? 

Nuestra obligación con el mercado es apearlo de tan llanos propósitos. Hay algo más en ganar y distribuir. Exigiremos productos de calidad pero sobretodo que podamos ver lo cognoscible de la entrega del artista. Basta de ensopar el pan mohecido del arte, solo deja resabio y hambre.

Somos complejos. No subestimemos nuestro propio ser, no solo de comida subsistimos. Hay otra parte de nosotros que necesita y añora cuidado. 

El humano se desgañita para retornar a su lado espiritual, a su eros (como lo dijo Platón) ¿lo dejaremos partir o lo acompañaremos?
.
 Resultado de imagen para arte pop

0 comentarios:

Publicar un comentario