miércoles, 29 de marzo de 2017

"Carmilla: La mujer y el vampiro

Carmilla,  novela publicada en 1872 por el escritor Sheridan Le Fanu,  se abordan las primeras características de  lo que viene siendo la literatura vampírica y la novela gótica.  En la obra de Le Fanu son  muchos los aspectos que podemos discutir de la novela, como por ejemplo, la inocencia enfrente de la bestialidad, el erotismo, el lesbianismo,  y el vampirismo como tal. No obstante, yo trataré de analizar el personaje de Carmilla y el papel que Sheridan Le Fanu intenta brindar a su vampira, al ser ella una criatura por demás misteriosa que tiene una actitud propia de una heroína romántica pero también de una mujer fatal. La personalidad de Carmilla se podría asemejar al de Lilith o al de una bruja seductora debido a su apariencia voluptuosa y sensualidad fatídica.  Otro de los aspectos que también tomaré en cuenta en mi análisis es el papel revolucionario que Carmilla está tomando en una sociedad conservadora. Estos aspectos me servirán para tener una perspectiva más amplia y analítica del personaje principal de Le Fanu.
                                                      El papel que Carmilla representa al inicio de la historia es el de una  joven encantadora proveniente de una misteriosa familia de la nobleza en la que ya no quedan miembros vivos.  Debido a un accidente sufrido en su carruaje, Carmillla se hospeda con Laura y su familia, dando paso a una relación entre la protagonista y ella. Carmilla guarda sentimientos profundos por Laura y trata a menudo de seducirla para que ella caiga en sus redes. La protagonista se ve embelesada por la belleza de aquella misteriosa mujer pero a la vez, la vampira se deja seducir por la ingenuidad y nobleza de Laura. La vampiresa Carmilla está consciente que su nueva amiga  puede llevarla a la muerte, por lo que entre las dos se empezará a formular un juego entre la inocencia y la bestialidad, donde una de las dos acabará sucumbiendo a la otra. Como lo podemos observar en la siguiente cita.: “ No sé cuál de las dos debería temerle más miedo a la otra- dijo sonriendo de nuevo- Si no fueras tan bonita, te temería mucho; pero viéndote así, y siendo las dos tan jóvenes, no puedo evitar sentir que te conocí hace doce años, y que tengo derecho a tu intimidad. Es como si estuviéramos destinadas, desde nuestra infancia, a ser amigas” (Le  Fanu, p. 27)   
                                                      De esta forma podemos notar que Carmilla también siente debilidad por la dulzura y las jovencitas que son opuestas a su personalidad. Esto no lo observamos solo con  Laura sino también con la hija del general, Carmilla sintiendo amor por las dos jóvenes,  no solo las ataca, como haría con una persona por la que no siente el mínimo interés, sino que las seduce y les hace saber su amor. Es necesario señalar que una de las características de Carmilla es el erotismo y su belleza,  puesto que ella al ser vampira sintetiza una serie de rasgos sobrenaturales y bellos. La personalidad que refleja Carmilla no solo está enfocada en el aspecto romántico sino también en el terreno sexual. Según en palabras de Román Gubern en su libro Raíces del miedo, las características más notables de las vampiras es que ellas representan lo peligroso de la sexualidad y la ninfomanía. El papel de vampira se asemeja mucho al súcubo o demonio femenino, puesto que los vampiros femeninos con su sensualidad y belleza conducen al héroe a un fatal destino. No obstante, Carmilla a pesar de seguir el tipo de conducta que tomarán vampiresas posteriores, no parecen interesarle los varones sino las jovencitas y es a ellas a las que conduce a un fatal destino. Observamos que Carmilla no guarda ningún sentimiento de aprecio por ningún hombre, y el ambiente donde ella se desenvuelve es completamente femenino. En la novela Carmilla menciona que tiene un padre, sin embargo, la figura de la madre es la más importante. De hecho, Carmilla hace contraste con las otras jóvenes de la historia debido a que mientras las otras jóvenes aparecen  en compañía de sus  padres, Carmilla se presenta acompañada  de su misteriosa madre. De igual manera, la madre de Carmilla no aparece acompañada de ningún hombre, salvo los dos misteriosos sirvientes,  y es escoltada por una mujer misteriosa, cuya identidad nunca llegamos a saber. 
                                                      En este ambiente femenino donde la figura patriarcal resulta distante y es retratada de manera superficial, es que el secretismo y  la liberación sexual femenina se hace participe y las mujeres desarrollan una nueva liberación, descubriendo su sexualidad y sensualidad. El papel de Carmilla también libera a estas mujeres represivas, puesto que ella a través de los sueños eróticos que  introduce en las mentes de las jovencitas es que ellas empiezan a despertar su deseo libido.   Se podría decir que Carmilla las empieza a volver mujeres, alejándolas del patriarcado y la misma niñez que las vuelve ingenuas. Como lo explica el teórico Antonio Ballesteros Gonzáles en su libro Jardines secretos estudios en torno al sueño erótico, quien define a Carmilla como una fábula de la indefinición sexual, como lo podemos observar en la siguiente cita: “
La vampira Carmilla se entremezcla de manera metafórica con los sentimientos contradictorios de la sexualidad y los miedos infantiles se ponen de manifiesto desde que tiene lugar la conversación inicial con su anfitriona, Laura. [..] Paulatinamente, Carmilla irá tejiendo su red de deseos innombrables, a medio camino entre la realidad y el sueño, ganándose la confianza de Laura, quien, pese a la atracción fatal que siente por su amiga, no dejará de percibir una sensación ambigua ante una compañera y cómplice cuyos anhelos y promesas van más allá de lo socialmente permitido […] La seducción de Carmilla causa efecto en Laura, quien se deja vencer por la fascinación que destila la vampira. (Gonzáles p. 122- 123)

    La relación parental que une a Carmilla con Laura debido a su sangre, reforzará el   nivel   de  confianza que ésta última depositará en su nueva amiga,  Carmilla se siente identificada con Laura puesto que ella desciende de la familia Karstein. La vampira no sólo se enamora de la protagonista debido a su parentesco familiar, sino que a través de una secuencia de sueño en donde Carmilla se le aparece a Laura es que su relación comienza a cimentarse.

                                       La personalidad erótica de Carmilla será tomada  posteriormente por Bram Stocker en su novela Drácula de 1897, sin embargo, contará con características diferentes, sobre todo en el enfoque que se da a la feminidad. En la novela de Stocker notamos está diferencia en virtud de que el autor describe a las mujeres de forma más sumisa sin la posibilidad que ellas puedan explorar su sexualidad. En tanto la  novela de Carmilla, las jóvenes descubren su sexualidad y sus deseos así como también se despiertan como mujeres. Stocker en contraste describe a las mujeres como si fuesen niñas pequeñas que necesiten ser guiadas por una figura masculina. No obstante, a pesar de las diferencias en lo que respecta a las mujeres, los dos vampiros protagonistas parecen poseer una personalidad parecida, al igual que Carmilla, Drácula es un seductor que  provoca en las mujeres una tentación hacía lo prohibido.
                                       Uno de los aspectos en común que prevalecen en ambas novelas, es la concepción que se tiene de las vampiras pero con notables diferencias. La concepción de vampira que Stocker intenta dar en su obra, es la de una mujer voluptuosa y de carácter fatídico, como lo menciona el investigador Román Guben en la siguiente cita sobre Stocker:
“Para Stocker, la vampiresa-la acepción común que se da a este término no es muy distinta de la suya, es el prototipo de mujer carnal, voluptuosa, tentadora y ninfómana. El novelista, al igual que tantos moralistas, nos pone en guardia asegurando que tal tipo de mujer es sumamente peligrosa pues el varón, a pesar de todas las racionalizaciones que se haya autoimpuesto al respecto, está indefenso frente a las insinuaciones placenteras e irremisiblemente perdido frente a las tentaciones carnales” (Guben, p. 62).
De esta manera notamos que dado al carácter moralizante de sus historias, Stocker expone a las vampiras como mujeres que están alejadas de la guía de los varones y se entregan a la lujuria. Le Fanu por el contrario no expone un relato moralizante que intente abarcar las costumbres de las mujeres ni sus restricciones,  como observamos  al principio, sino describir una historia de amor presentada desde una  mirada femenina.
                                       Otra de las características que encontramos diferente en la novela de Drácula con la de Carmilla en lo que respecta con las mujeres, es que la vampira también se muestra con una actitud fuerte hacía los varones.  Carmilla no justifica cuando alguien le falta al respeto y  reacciona violentamente cuando su honor se siente agredido. El personaje de Le Fanu no utiliza un tono de habla correcto con respectos a los hombres sino que les habla desde una posición fuerte y directa,  Carmilla incluso le hace una crítica a Laura de la negligencia de su padre y a éste mismo sobre sus creencias. Como lo podemos observar en el siguiente fragmento de la historia.
Si la señorita me lo permite, puedo dejarle un diente redondo y sin filo, digno de una joven hermosa como ella y no de un pez; pero, ¿se ha molestado la señorita? ¿Acaso he sido impertinente?  ¿La he ofendido?  En efecto, la damita parecía estar muy enojada, y se apartó de la ventana. -¿Cómo se atreve ese mercachifle a insultarnos así? Explotó Carmilla-. […] –Estamos en manos de Dios; nada pasa sin su permiso, y todo acabará bien para quienes lo amamos.  -¿creador? ¡Naturaleza!-Exclamó la joven en respuesta a mi bondadoso padre-Esta enfermedad que aflige al país es natural. ¡Naturaleza! Todas las cosas provienen de la naturaleza, ¿no es así? (Le Fanu p, 37-38)
La forma de actuar de Carmilla es adelantada a su tiempo, considerando que en esa época las mujeres debían usar,  un tono de habla correcto con los varones. La personalidad de Carmilla se ve contrarrestada con la de Laura, quien utiliza un tono de habla más modular y políticamente correcto con su padre y el resto de los hombres de la historia. Se podría que Laura se apega bastante a lo que se espera de una joven dama de la sociedad mientras que Carmilla rompe con ese estereotipo. Esta actitud servirá para contrarrestar la actitud de los dos personajes femeninos,  siendo la primera más extrovertida y la segunda más introvertida.

                                       Hemos notado hasta ahora que la personalidad de Carmilla además de ser erótica es muy adelantada a su tiempo, siendo la figura de una mujer liberal y seductora. Le Fanu no expone a la vampira con características simplemente monstruosas sino que la vuelve compleja, dotándola de una personalidad sensual pero desafiante ante la época conservadora. La vampira además de su atractivo físico, el cual utiliza para seducir a las jovencitas, muestra también otra apariencia similar a la de una criatura que se asemeja a un lobo. Estas dos personalidades se adoptan  a su perfil de depredadora, exponiéndola con una dualidad entre lo bello y lo maléfico. Asimismo Laura también posera una dualidad parecida a la de Carmilla, solo que enfocada en la inocencia y la seducción. Le Fanu describe la actitud de las mujeres y su despertar emocional, pasando las mujeres de ser inocentes a tentadoras, reflejando otro tipo de amor que se aleja de lo convencional y lo políticamente correcto. 
                                      Bibliografia 

Ballesteros Gonzáles, Antonio. “El sueño de la razón produce monstruos: erotismo onírico en Frankenstein, “Carmilla” y Drácula”. Estudios  en torno al sueño erótico. Ediciones de la universidad de Lleida. Google books.  Web. 22 de marzo 2017.
                                                      Le Fanu, Joseph Sheridan. Carmilla. Trad: Juan Elías Tovar Cross. Primera ed: 2013. México. Impreso.
                                                      Gubern, Román. Las raíces del miedo. Primera ed: febrero 1979.  España: Gráficas diamante, Zamora, 83. Impreso.

Mónica Aboites. 





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