lunes, 3 de julio de 2017

Tokyo blues: la sinergia del amor, sexo y muerte

Silencio, solo los labios cálidos y agrietados se posaban en la piel expuesta, macilenta y trémula al tacto. No quedaba nada, solo un espacio entre esa realidad y esta realidad, ¿donde quedo el enfoque de la vista café y dulce en esa tarde veraniega? la ciudad quedó en blanco, los edificios se desmoronan brevemente, las calles se quedan vacías. El bullicio de los animales de dos patas, de los escapes de los autos, del siseo venenoso, todo se ha ido. Queda entre nosotros la intimidad de la destrucción, en el velo descuidado y roído del sepulcro intimidante, de nuestra nada expuesta intimidad. Recuerdo los susurros de muerte, de vida, de regresar e irse, reverbera a cada momento, me taladra el cerebro hasta llegar al borde de la locura. En la ciudad de Tokyo, a finales de los setenta, volví a reencontrar al amor  de mi mejor amigo fallecido y el que sería el mío de una manera tan abstracta y temeroso como si lo fuera a tocar y todo se borrará.....







Haruki Murakami es el escritor más tópico de la lectura japonesa, leerlo es una prioridad máxima para los amantes de la lectura. Con millones de copias vendidas en todo el mundo, traducciones de sus obras a más de veinte idiomas, premios ganados en diversas áreas de la literatura, Murakami se enaltece como el amo y dueño de los "best-sellers". Un autor de culto que se está obligado a leer una vez en la vida. Privarse de su estilo sutil y lleno de matices es impensable. Esta vez la reseña será de uno de sus libros más famosos y aclamados por los lectores. "Tokyo blues" donde el amor, el sexo y la muerte toman sentido en el mundo de un joven promedio. Haruki Murakami nace en Kioto, Japón el 12 de enero de 1949, con ambos padres inculcando el amor por la literatura japonesa, Murakami pronto quedó envuelto en el mundo de las letras. Sin embargo no sólo se quedó maravillado por la magia del otro mundo impreso en hojas, sino de la cultura occidental. El toque personal del escritor está grabado en cada pensamiento y linea que escribe con tal pasión y veracidad que una parte como lector se siente conmovido e identificado. 



La tonalidad azul de Tokyo. 







Su titulo en su idioma natal es "noruwei no mori" se convirtió en el artífice de genialidad y perfección del escritor Haruhi. La fecha de publicación data en el año de 1987, específicamente el 4 de septiembre de ese año, siendo traducido inmediatamente a otros idiomas y vendiendo millones de copias, especialmente en Japón fue muy bien recibido entre la juventud y se convirtió en uno de los títulos con el tema de la sexualidad (aspecto aún muy vedado en la sociedad japonesa) y los cambios de mentalidad de un joven viviendo su vida como universitario en la ajetreada ciudad de Tokyo a finales de los sesenta. Toru Watanabe, apacible y un tanto apático, apasionado por la lectura y la música occidental de su década, tomará sigilosamente la mano del lector para que analicen sus recuerdos entre la confusión, el remordimiento y el dolor que no puede ser superado fácilmente. Las pérdidas que no se pueden esclarecer en el momento. Improbar los impulsos de la necesidad corporal con otra. Watanabe reservado y de pocas palabras, expresará con sus vivencias el sentido de vivir, amar y perder.







La nostalgia en el aire de su ciudad natal, de una ingenua mente que su mundo se desarrolla entre la enquistada rutina de su vida y sus compañeros fieles, como su gran amigo Kizuki, la novia de este último con belleza emergente Naoko, quedará prontamente reemplazada por un vacío que puede, durante el libro, nunca superó. El personaje se adueña de distintos tipos de esencias, salvajes, apacibles, llanas, misteriosas, no hay nadie que quede exento entre el enojo menguado en decepción y frustración así como el deseo carnal como cualquier ser humano. La revelación de un mundo tan lejano y a la vez cercano de este joven que poco a poco se siente perdido en la confusión pero sin embargo se sostiene de pie para no caer en el ambiguo punto de tranquilidad de vacío. 



La muerte, el platillo principal. 







Watanabe, alrededor de sus recuerdos, hay un factor constante que lo acompaña. La muerte, tan natural pero a la vez dolorosa, como una salmodia que acuna la mente enferma hasta llevarla a ser un cuerpo en vilo sin temor o sin valentía. es algo que encontraremos en la narración que integra uno de los elementos de la novela, con un toque trágico pero sin ser tratado como una injusta aparición. La decisión de por medio está fuertemente arraigada. Como adosar dos ladrillos en dos lados opuestos pero en la misma estructura. Recorre la muerte en diversos personajes, en la belleza mortuoria de Naoko, en la abnegada y fiel Hatsumi, en el rebelde y único Kazuki. En todos ellos se presenta ante la firme decisión de no retractarse. Y Watanabe como fiel espectador silencioso, trata de deshilvanar  las emociones de sus compañeros de vida. ¿cuál es el la fruta purulenta que empezó a enfermar a las demás? El hermoso alborozo de su querida Naoko que lo atrapa sin remedio, pero no obstante no lo llega a sofocar. En el encuentro del dolor de su otra contraparte Midori, cuya compañía para soliviantar a la cansada chica fue un bálsamo para el mismo. 

La muerte es otro de los protagonistas del libro. 


El amor en una ciudad apresada. 

La relaciones en la novela son muy bien manejadas, desde un principio el protagonista de la historia revela sus íntimos secretos respecto a su sexualidad. Uno de sus particulares amigos, Nagasawa, le abre las puertas a la acción de intimidar por una noche fugaz para sentir la compañía de una piel ajena. Renuente al principio, puede que no este del todo convencido, pero su parte sexual, la que muchas veces se satiriza o se reprime sale a la luz. El joven se da cuenta que es un ser sexual. El sexo en la novela se habla de una manera tan natural, en ningún momento el morbo o la vulgaridad se mezclan en los alicientes de los personajes, mejor dicho la imperiosa juventud, el brío y el amor son uno de los tantos que toman a los personajes volviendolos laxos y entregados a sus emociones. 






Naoko y Midori son las chicas que son homologas una de la otra, llevando a Watanabe a explorar ese lado sentimental, sexual y amoroso que tiende a rehuir. Impávido a lo que puede llegar a ocurrir expone su cara ante la novia de su mejor amigo y la  aparente osada  y sociable amiga de la universidad. Junto con canciones, algarabías, besos y caricias profanan entre ellos la parte intima motivado por un designio de su propio ego, imbuido por el cariño hacia ellas. 


Tokyo en los sesenta.  

La narración de una de las ciudades más pobladas sobre la tierra, es exultante, maravillosa, cada referencia realizada por el escritor, hasta el mínimo detalle queda prendado sin saturar el relato. En las universidades el espíritu retador ante el sistema se hacía presente, hablamos de una generación que toco el cambio y lo moldeo a sus ideales. Ningún país quedo excluido totalmente. Ni Japón con su taimada conciencia moral. La música de the beatles, rolling stones, el blues y el jazz llenaba esa generación ávida por vivir y explorar. La ciudad que perdía su luz entre la multitud de cuerpos ambulante, entre almas torturadas y otras por liberarse. Si lo comparamos con nuestra actualidad, no dista en muchos aspectos. Los sentimientos y anhelos no mueren, solo se arraigan cuando pierdes el punto de la realidad para traspasar a otra. 







Tokyo blues es una de las novelas con mayor interés en un publico joven, y de otras generaciones que simpatizan con los personajes por diversas razones. Su servidora lo recomienda ampliamente, con un total de casi 400 páginas la lectura se vuelve liviana y sin ningún momento que se vuelva tedioso. Si quieres leer a un escritor no solo de origen japones que tiene claro la idiosincrasia de Japón, sino de los mejores contemporáneos. Haruhi Murakami con "tokyo blues" es de cajón y nunca olvidarás a Watanabe sumergido el espacio donde todo queda disuelto en una masa amorfa de emociones.





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