Hace tiempo no era nada extraño encontrar en televisión en sus dos formas: canal abierto y cable, todo un festín de caricaturas con rasgos definidos, esos grandes ojos de tamaño abismal envolviendo en su infinidad de colores en la iris para avanzar con detalles con mayor soberbia en su animación. Muchos niños de esa época, a partir de los ochentas, podían inferir que ese tipo de caricatura era diferente a la acostumbrada proveniente del mercado occidental, abarcando una gama de diferencias partiendo desde el aspecto visual hasta algo más profundo que después se fue convirtiendo en algo preocupante para los padres de familia, el tema que tocaba ese tipo de animación tan peculiar. La violencia, el sexo implícito, la libertad, la muerte, eran temas que algunos famosos llamados "animes" trataban con una libertad algo perturbadora para la mente conservadora occidental. Los padres de familia en ese entonces no dedicaban mayor esfuerzo en apear esa programación para sus hijos, en el caso personal de su servidora el anime estuvo presente en mi vida desde temprana edad y mis padres permitían el anime como un entretenimiento rutinario no obstante fue surgiendo otro grupo de padres de familia no tan permisivos que fue centrando su atención en analizar el tipo de contenido que observaban sus hijos. En ese preciso momento la libertad empezó a enquistarse y surgieron tabús vedado en una creciente furia que pronto se desataría provocando la salida del anime en muchos canales de televisión.
¿Se han preguntado alguna vez por que canales como Tv azteca, televisa, cartoon network, entre otros, borraron de su programación las caricaturas japonesas? En un momento un gran indice de audiencia que oscilaba entre los diez a quince años no se perdían animes como dragon ball, inuyasha (un tiempo transmitido en televisión abierta), sailor moon las simpáticas pero controvertidas chicas vestidas con uniformes de marineras que luchaban por el amor y la justicia no obstante la referencia lesbica en algunos personajes no podía ser obviada, ranma 1/2 el pobre chico condenado a convertirse en el sexo opuesto cuando se expone al agua fría, y así otro sin fin de animes en televisión de paga. Los padres solo podían farfullar sin poder encontrar mayor explicación cuando sus hijos aceptaban con tanta naturalidad aquel tipo de temas sin titubear en seguir fielmente su caricatura favorita en ese entonces, porque debemos de aceptar que la cultura japonesa a pesar de su notoria incomodidad en aspectos como la sexualidad o la orientación sexual diferente a la establecida, muchos otros las integran en el anime sin mayor preocupación. La contraparte y cierta doble moral de los japoneses podemos verlo claramente reflejado en su aspecto más icónico de su cultura pop. Un grupo organizado de radicales realizaron un gran movimiento, sobretodo en latinoamérica, para prohibir ese tipo de animación. Y lo lograron, hasta ahora por supuesto.
Victoriosos en aquel entonces, la generación de los millennials solo pudimos observar con pesar como retiraban sin piedad todos esos animes que ya teníamos cierto apego, el descontento general no se hizo esperar pero para ese punto poco se podía hacer. Adiós en primera instancia al anime en televisión abierta, la esperanza radicaba en el cable pero este tambien sucumbio a la censura así que nuestros dibujos de grandes ojos y violencia explayada iban desapareciendo. Para compensar la falta del anime, surgió un combo de series producidas por las grandes industrias como Nickelodeon, cartoon network, tentando contra la inteligencia de su audiencia. No estábamos contentos con tan pobre contrapartida. A pesar de todo los puntos débiles del anime, nos atrapa por su buen manejo de acción, personajes diseñados con cierta profundidad, y una historia que no queda en un solo capitulo, sino se desarrolla poco a poco sin poder perderte un solo capitulo. Era absurdo que los que observamos por un tiempo el anime nos podíamos conformar con casos adolescentes ambiguos y sin forma, protagonistas que parecen ese tipo de amiga cotilla insoportable, y una animación en una secuencia de pobres planos que agonizaban a la critica infalible de ojos inexpertos pero constantes de la calidad del anime.
Los años pasaban y fuentes externas y practicas como el internet, que claro ya existía en ese entonces pero apenas iban formando la propuesta del anime, fueron tomando una fuerza imparable hasta el momento. La evolución en todo aspecto fue forjando una competencia feroz y sin contemplación. Si los canales no pasaban anime, estábamos a solo un click de distancia para seguir observando anime, y las televisores con pena observaban el otro dedo apagando o pasando de canal. Otro fuerte golpe se atestaba para los indices de popularidad. Esa generación fue creciendo, formando sus vidas, hogares y familia. A diferencia de sus padres, estos nuevos padres y madres no encontraban ninguna objeción para que su hijo se sumergiera en la cultura pop japonesa, hasta algunos más fervientes seguidores, les iban inculcando a sus predecesores el amor al anime. Los padres con reglas inflexibles, fueron reemplazados por los padres de mentalidad abierta (manejada en algunos casos erróneamente) que están envueltos en la nostalgia. La lucha que se creía ganada iba siendo tomada y ganada por un ente silencioso: el tiempo.
El anime ya no era el centro de atención de controversia y blanco de objeciones y peros, se fue olvidando por ese sector de la población que no podía verlo como un mero entretenimiento y que había animes apto para todo público. El tiempo cambiaba todo e iba surgiendo la programación basura como realitys, concursos de talento pero que en realidad la popularidad era la protagonista, los estereotipos de belleza y crueldad que se debían seguir, los pensamientos superfluos abundaban en cada botón del control remoto, y todo gestionado por el mercado occidental. Ya no se ve tan mal a los luchadores de aura doradas o los caballeros que con sus armaduras juraban proteger a Atena, o los animales llamados pokemones. Pero el punto decisivo para que el anime empiece a retornar es más sencillo y obvio: el mercado.
La sencilla ley de oferta y demanda impera la industria en general. Y nadie se quiere quedar en el mediocre punto de equilibrio donde no se pierde y ni se gana. El mercado no observa con mayor interés si no es en beneficio traducido en términos monetarios el lado moral y bienintencionado de su público. Si se vende, se oferta, así de simple y llano. Y el anime es de las industrias en entretenimiento más lucrativas. Las televisoras observan impacientes como ese público de los años ochentas y ahora sus hijos olvidan tener esa opción para invertir su tiempo libre. Si no hay incentivo de por medio, la televisión podía seguir apagada. La temible competencia no perdona, plataformas como netflix sonríen como el gato de alicia en el país de las maravillas dispuestos a degollar con sus afiladas garras. ¿alguien dijo que el anime no era apto para los menores y no debía estar en horarios estelares? Si alguien quiso tomar de nuevo ese malgastado discurso, se topo con la guerra mercantil despiadada donde sus protestas quedan como ecos.
La televisión vuelve apostar por el anime. No pasara mayor tiempo para que esté de vuelta irreversiblemente. En los canales ya están ofreciendo el tópico dragon ball junto con los caballeros del zodiaco, en la competencia podemos encontrar a pokemon y super campeones. Animes que son de la vieja escuela y sin embargo los canales ven con satisfacción como hay un gran número de televidentes siguiendo. El cable no se queda atrás, y el canal 22 con su programación con mayor libertad nos ha prometido evangelion, apostando que las demás no permitirán quedarse atrás. El rumor de que posiblemente cartoon network tiene en su poder los derechos de dragon ball super son cada vez más fuertes, el regreso de la ultima temporada de inuyasha tambien nos mantiene a la expectativa. Hasta el muerto "fox kids" ahora disney junior ya programan películas del estudio ghibli y anime. Como se menciono anteriormente, el anime con su gran numero de seguidores no dejarán que muera otra vez, y si llega a pasar, solo recuerden que el anime es una fuente de recursos. Sino es por el amor de sus seguidores será por la ley del más fuerte en la descarnada lucha del mercado.
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