miércoles, 5 de agosto de 2015

La barbaridad que puso fin a una guerra, 50 años del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki

Hace 50 años fueron ordenados los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, el responsable Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos, el objetivo el Imperio del Japón. Los ataques se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945, actos decisivos en el fin de la Segunda Guerra Mundial.



El día 31 de mayo de 1945 en las oficinas del Departamento de Guerra se llevó acabo una importante reunión del comité interino sobre el uso de armas nucleares, era un organismo formado por el presidente Truman.

 El secretario Stimson, en su calidad de presidente del comité, adelantó tres conclusiones sobre temas que ya se habían discutido: no habría previo aviso para los japoneses, el uso de la bomba no se concentraría sobre un área civil y, finalmente, debería dejar una fuerte impresión sobre el mayor número de japoneses posible.

Entre los miembros del comité estaba el doctor James Conant, presidente de la Universidad de Harvard. Conant ofreció una sugerencia. En su opinión el blanco más deseable sería una planta industrial vital que empleara un elevado número de trabajadores y rodeada de cerca por las habitaciones de trabajadores.

Stimson estuvo de acuerdo con Conant, a pesar de haber señalado que no había que usar la bomba sobre áreas civiles. Parece que para los miembros del comité los obreros no eran lo mismo que los civiles. Se cerró el tema y en la siguiente reunión se identificaron cuatro ciudades como blancos potenciales, entre ellas Hiroshima y Nagasaki. La meteorología decidiría cuáles serían los blancos definitivos.

Tras seis meses de intenso bombardeo a 67 ciudades el arma nuclear Little Boyfue soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945, seguida por la detonación de la bomba Fat Man el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki. Hasta la fecha, estos bombardeos constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.

Se estima que hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 166 000 personas en Hiroshima y 80 000 en Nagasaki, totalizando unas 246 000 muertes, aunque sólo la mitad falleció los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20 % murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. Desde entonces, algunas otras personas han fallecido de leucemia y distintos cánceres atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las bombas. En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles.

Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto, Imperio del Japón anunció su rendición incondicional frente a los «Aliados», haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. Con la rendición de Japón, concluyó la Guerra del Pacífico y por tanto, la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencias de la derrota, el imperio nipón fue ocupado por fuerzas aliadas lideradas por los Estados Unidos —con contribuciones deAustralia, la India británica, el Reino Unido y Nueva Zelanda— y adoptó los «Tres principios antinucleares», que le prohibían poseer, fabricar e introducir armamento nuclear.

Vía: La jornada

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